San Valentín, el sacerdote que vivió en el siglo III y desafió al emperador Claudio II.
La tradición de festejar el Día del Amor o de San Valentín, data del siglo XX, y a tomado tal trascendencia que se ha transformado en un evento de repercusión mundial.
El primer antecedente concreto que encontramos de este día como evento comercial, nos remonta al año 1840 en los Estados Unidos, donde una señora llamada Esther Howland inició su emprendimiento comercializando las primeras tarjetas postales de San Valentín.
La figura de San Valentín indica que fue un sacerdote que vivió en el siglo III. En aquella época, el emperador Claudio II, había prohibido el matrimonio a soldados profesionales, con el fundamento de que un guerrero casado y con familia no podría ejecutar todas sus habilidades en combate.
San Valentín yendo en contra de la voluntad de Claudio II, se atrevió a casar en secreto y bajo el ritual cristiano a los soldados, y esta desobediencia le valió la pena de muerte.
Valentín, fue santificado por el Papa Gelasio I, al cual se veneraría en culto a la fertilidad, pero en 1969, la propia institución dejó de celebrar al ex sacerdote, por considerar que no había pruebas suficientes para demostrar su existencia.
El amor es la respuesta, para establecer vínculos estrechos, para vivir en paz y armonía, y para mantenernos felices y sanos.
Según los expertos el amor es como una poción mágica que:
– Fortalece nuestro sistema inmunológico y mejora nuestro ánimo, porque nuestro cuerpo libera mayor cantidad de endorfinas.
– Reduce el estrés, porque disminuye el cortisol, la hormona que aumenta la tensión arterial.
– Reduce el riesgo de enfermedades del corazón, porque se producen mayores cantidades de dopamina, oxitocina y norepinefrina.
– Produce hormonas que mejoran el aspecto de nuestra piel, por lo que nos hace ver mejor.