Historia de un crimen en el Watson´s Hotel.
La colección de medallas de Buenos Aires guarda muy interesantes ejemplares que cuentan las más diversas historias, ahora nos centraremos en la otorgada por el barrio de Belgrano, al médico Vicente Castañeda en agradecimiento por sus servicios, durante mayo de 1878. Para saber, que servicios prestó Castañeda a la comunidad para que ésta le retribuyera con el galardón, investigamos más profundo la historia detrás de la distinción.
Thomas Watson fue un inglés nacido en Londres en 1837 y radicado en Buenos Aires en 1860 que contrajo matrimonio con una joven de familia inglesa llamada Isabel Trevenen Knight, con quien tuvo a su hijo Enrique en 1868. Thomas se asentó como emprendedor al fundar en la recova junto a la Iglesia de la Inmaculada Concepción un hotel al que bautizó Watson’s Hotel. En el trabajaban un cocinero escoces llamado Diego Gossart y mozos italianos. Tanto éxito tuvo el establecimiento en Belgrano, por aquel entonces un pueblo, que Thomas instaló otra sucursal del hotel en San José de Flores.
El hotel en Belgrano era tan respetado que en 1880, durante la revolución por la que las autoridades nacionales se instalaron en el pueblo, fue el alojamiento del presidente Nicolás Avellaneda, de Domingo Faustino Sarmiento, y otros personajes célebres. En 1885 también supo ser sede del Club Unión, tras el cierre del hotel la planta baja se convirtió en locales comerciales y los pisos superiores en departamentos, consultorios y oficinas.
El médico español Vicente Castañeda se alojó allí durante 1878, y por coincidencia fue testigo de un altercado que conmovió a todos los vecinos y por el que se le otorgó la medalla mencionada.
El 28 de abril de 1878 arribó un barco procedente de Hamburgo con sus pasajeros de origen alemán, entre ellos el matrimonio de Teresa y Carlos Schieber -con sus tres hijitos- y su amigo Julio Rohlfs. La familia se alojó en el Hotel de Inmigrantes mientras que Julio prefirió dirigirse directamente a la ciudad, a los dos días Teresa desapareció dejando atrás a su esposo y sus hijos. Carlos, en su afán por encontrarla, reclutó a un interpreté para que le ayudara y entre los dos comenzaron a buscar por los distintos hoteles de la cercanía. En esta búsqueda Carlos descubrió que Teresa había huido con Julio pues eran amantes, motivado por el enojo continuó buscando. Teresa y Julio se habían refugiado en el Watson’s Hotel, establecimiento en el que el 3 de mayo de 1878 Carlos los encontró.
Para relatar el encuentro entre los tres personajes de esta historia citamos una nota de la época:
“Carlos penetró resueltamente al interior de las piezas ocupadas por Teresa y Julio. Teresa estaba en una pequeña salita y al ver a su marido se sintió dominada por el terror. Carlos, con voz firme y serena, le pidió que lo acompañase, a lo que iba a acceder Teresa, penetrando a la otra pieza para recoger una gorra. Pero no bien hubo entrado se sintieron dos detonaciones, una en pos de la otra. Julio, el amante de Teresa acababa de descerrajarle un tiro en la sien, pegándose el otro en el mismo sitio. Al ruido producido por las detonaciones acudió el Señor Watson y penetraron todos al lugar donde se desarrollaba el sangriento drama. Los dos amantes yacían tendidos en el suelo, cubiertos de sangre y agitándose ya en los dolores de una cruel agonía. La infeliz esposa estaba embarazada de un niño de ocho meses, según los informes recogidos. Mientras la madre agonizaba, el inocente hijo se agitaba en sus entrañas ¿Por qué la muerte había de envolver también a aquella infeliz criatura? Los momentos eran supremos y angustiosos. Fue entonces cuando el médico doctor Castañeda decidió intervenir, acometiendo con fe la noble empresa de arrancar esa víctima pura e inofensiva de las garras inexorables de la muerte. La madre ha muerto: su hijo vive. Los espectadores volvían la vista de aquel cuadro conmovedor, apretándose el corazón. Inmediatamente el cura bautizó a aquel desgraciado que, a falta de regazo maternal al venir a la vida, había encontrado personas extrañas que con piedad cristiana lo estrecharon con caridad en sus brazos. El joven Julio expiró un cuarto de hora antes que su infortunada compañera. Para concluir diremos que Carlos y su intérprete fueron detenidos por la autoridad hasta el completo esclarecimiento de este trágico suceso”.
Algunos detalles de este recuento fueron desmentidos a la brevedad, el 4 de mayo se aclaró que el bebé había fallecido poco tiempo después de la cesárea. Se encontró entre sus posesiones el testamento de ambos así como una nota escrita por Teresa en la que pedía perdón por haber abandonado a su esposo y sus tres hijos mayores, y afirmaba haberse casado sin sentir afecto alguno por Carlos. Se interpretó que la existencia de esta nota indicaba que los amantes ya habían pensado en quitarse la vida.
Los papeles en cuestión decían así:
“TESTAMENTO. Obligado por las circunstancias y voluntariamente no hay nada que me pueda convencer de seguir sufriendo esta vida penosa, desde que lo mas querido en el mundo me lo quieren arrebatar. Al que lea estos renglones le ruego encarecidamente los entregue al Cónsul Alemán de aquí, para que éste dé noticias mías a mis parientes en Tismach y para que les comunique mis últimas disposiciones. Yo nada he hecho que se me pueda reprochar. No he hecho sino lo que hubiera hecho cualquier hombre honesto, quitando al tirano la víctima, a la que durante seis años la hizo una vida de penas, siendo la criatura más paciente. Encomiendo mi alma a Dios, a quien pido me perdone mis pecados. Julio Rohlfs.”
“Señor Augusto Schafft Walterhansen.
Estoy cansada de vivir por el tratamiento que me ha cabido por parte de mi marido. Mas vale morir, que seguir en esta vida. ¡Querido padre! Te ruego cuides a mis hijos que dejo de tan mala gana. No puedo de otro modo. A mas no tengo nada para mi marido y al que me amaba me lo quieren quitar! Por eso más vale que muramos juntos! Les mando todavía a todos mis parientes mis últimos recuerdos. ¡Adiós a todos! Teresa Echeiber.”
El doctor Vicente Castañeda ejerció su profesión en Córdoba Capital, ciudad donde viven sus descendientes.
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